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¿PREVIENE LA ASPIRINA EL INFARTO? |
En un estudio reciente, médicos del sexo masculino tomaron bien una aspirina o bien un placebo (una sustancia sin efectos farmacológicos) cada día durante un tiempo. |
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Los que tomaron aspirina tuvieron menos infartos. ¿Significa esto que todo el mundo deba tomar una aspirina cada día? No necesariamente. |
La aspirina tiene efectos sobre la coagulación. Cuando uno sangra por algún sitio, las plaquetas (un tipo de glóbulos de la sangre) se acumulan como ladrillos en el sitio que sangra, y junto con unas |
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proteínas de la sangre (que actúan como cemento) forman un coágulo que tapona la herida. La aspirina disminuye esta acumulación (o agregación) de las plaquetas. |
Ya que el infarto es resultado de un coágulo que tapona un vaso coronario, el efecto antiagregante plaquetario de la aspirina es beneficioso para casi todo el que sufra enfermedad |
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coronaria, incluyendo todos los que se recuperan de cirugía cardíaca (by pass o angioplastia coronaria) |
Ictus es un término latino que engloba a todos los llamados accidentes vasculares cerebrales. Cuando la arteriosclerosis afecta a los vasos del cerebro, puede ocurrir un bloqueo de sangre a alguna parte del cerebro por una estrechez o un coágulo (trombosis cerebral), o una |
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rotura de un vaso (hemorragia cerebral). En el caso de la trombosis, la aspirina sí previene nuevos accidentes y suele ser utilizada. Pero en el caso de la hemorragia, la aspirina puede ser peligrosa y precipitar más sangrados. |
Sí, en caso de enfermedad coronaria o cirugía cardiovascular, siempre que su médico se lo haya indicado. No (salvo que su médico lo indique), en caso de sufrir hipertensión o historia |
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de ictus, enfermedades de la coagulación, enfermedades del hígado o el riñón, úlcera gástrica o duodenal, o si tiene que tomar el medicamento Sintrom. |
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ASPIRINA®:
101 AÑOS DE BATALLAS GANADAS
Si el Mago Merlín viera
el libro Año Ciento Uno, les preguntaría a sus autores, José Luis de la Serna y
Pablo Jáuregui, qué artes de birlibirloque han empleado para conseguir esta
pequeña obra mágica. Probablemente, Jáuregui y de la Serna responderían que sus
armas secretas han sido unas buenas dosis de imaginación y, desde luego, horas
y horas de trabajo para elaborar este libro, en la que amenidad y ciencia se
unen con la varita mágica del buen hacer. Porque la primera impresión que se
recibe al tener entre las manos Año Ciento Uno, es que estamos ante uno de los
trabajos más originales que han elegido a Aspirina, eterna compañera de viaje,
como protagonista de sus páginas. En él, se mezcla la tipografía antigua con el
diseño más innovador, fondo que da forma a un contenido en el que no faltan los
toques de buen humor.
Pero, como si se tratara
de un libro, comencemos por el principio. A lo largo del siglo que para unos es
el último y para otros el primero del milenio, los investigadores han dado
buena cuenta, en miles de informes, estadísticas y artículos aparecidos en las
más prestigiosas publicaciones médicas del mundo, de las indicaciones de
Aspirina. Porque todos sabemos que la famosa píldora “blanca y redonda” es
mucho más que un fármaco contra el dolor de cabeza. La lista de patologías para
las que está indicada cada vez es mayor: prevención del infarto, mejora de la
circulación sanguínea, alivio de la preeclampsia… y así hasta decenas de
enfermedades.
Pero el ciudadano de a
pie, que padece estos problemas, no entiende con facilidad los procesos que
motivan todas estas dolencias, y, mucho menos, por qué Aspirina las alivia con
tanta facilidad. En el libro de José Luis de la Serna y de Pablo Jáuregui, se
desglosan las indicaciones de Aspirina; sin embargo, nada más lejos de ser un
vademécum. Desde la aterotrombrosis a la migraña, pasando por la hipertensión o
el cáncer de colon, los autores hacen una evaluación de las pruebas realizadas
contra estas patologías y que han utilizado el ácido acetilsalicílico como arma
de investigación. Todo ello, precedido de las explicaciones convenientes, y
sencillas, sobre cómo se producen dichas enfermedades, estudios médicos
publicados en las principales revistas científicas y miles de datos que pueden
resultar reveladores para el curioso, el facultativo o el estudiante. El elemento particular de este texto viene
dado por los pequeños prólogos que anteceden a cada uno de los capítulos. En
ellos, se hace una recreación literaria, obra de Paloma Puyá y Nacho Moreno, en
la que retrocedemos a los tiempos mágicos de Camelot para introducir, de manera
amena y como si se tratara de un cuento medieval, los capítulos. Para muestra,
un botón. En el desarrollo de la aplicación de Aspirina para las trombosis
cerebrales, el prólogo se abre así: “Con el valor que da la fe, intacto y
pertrechado de pócimas y ungüentos sanadores, acude Sir Kay allí donde negras
sierpes han instaurado la tiranía del Viascula Cerebralis, que paraliza las
mentes y arranca el alma de los cuerpos”.
Despiece: El mapa del tesoro
¿Qué es lo primero que
necesita un guerrero para afrontar una batalla? El plano del terreno a abordar.
Año Ciento Uno no ha olvidado este detalle, y como anexo al libro, incluye un
“pequeño” sobre en el que cada una de las acciones de Aspirina sobre las
patologías, analizadas en el texto, se explican en hojas individuales (una por
enfermedad empleando dibujos, en el mismo estilo medieval empleado por Khaos.
Así, Aspirina son los guerreros, las coordenadas de un gráfico se realizan con
maderas y eslabones enlazados, el infarto de miocardio viene representado por
un corazón “estrangulado” con cuerdas… Un broche de oro que se enmarca en la
intención del equipo realizador de este libro de acercar los contenidos de la
“blanca y redonda” al público en general. El tratamiento de la tipografía, y el
diseño, tanto del texto como de los “Planos de las batallas” recuerdan
realmente a los libros antiguos, en el más puro estilo de “El nombre de la
Rosa”.
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LA BATALLA CONTRA EL CANCER DE COLON
(II)
EPIDEMIOLOGIA
Los diseños se llevaron a cabo y, después, el trabajo se hizo. Y se hizo bien.
De hecho, se lograron estudios epidemiológicos, casi todos de excelente
factura, en los que se demuestra la existencia de una asociación significativa
entre el uso continuado de aspirina, o cualquier otro AINE y una disminución en
el riesgo relativo de padecer un cáncer en el colon.
Una buena parte de los mejores trabajos de esa clase se han llevado a cabo en
la Unidad de Epidemiología de la Universidad de Boston. Desde la quinta planta
de un edificio gris, situado en uno de los barrios más selectos de
Boston(Brookline) la doctora Lynn Rosenberg ha dirigido algunas de las
investigaciones caso-control más importantes sobre la posible asociación entre
aspirina y el riesgo de sufrir cáncer de colon. La doctora Rosenberg es una
experta en lo que en epidemiología se conoce como metodología caso-control. Esta
es una herramienta que se usa para comprobar si existe algún elemento que pueda
ser determinante en la elevación o en la disminución del riesgo de padecer una
enfermedad determinada.
En los estudios caso-control, los expertos interrogan primero a un número
elevado de pacientes que sufren la enfermedad que se quiere evaluar -en el caso
que nos ocupa, un cáncer de colon- sobre sus hábitos de vida o sobre cualquier
otra circunstancia que pueda estar relacionada con la patología que padecen. A
la vez, se analizan otros parámetros biológicos que pueden también estar
asociados con la enfermedad o con el pronóstico de la misma.
Luego, el grupo control -que sirve de referencia para obtener conclusiones- lo
forma un número similar o incluso mayor de personas sanas, o al menos sin la
patología que se está evaluando, en las que se lleva a cabo el mismo
cuestionario, y se evalúa el mismo número de parámetros biológicos que se han
llevado a cabo en los enfermos con la patología que se estudia.
Después de realizar complicados ajustes matemáticos -en los que se tienen muy
en cuenta otros muchos factores además de los que se están investigando, pero
que también pudieran influir directa o indirectamente en la causa de la
enfermedad- las computadoras comparan las similitudes y las diferencias entre
los pacientes que se consideran casos y las personas que forman los controles.
En lo que se refiere a aspirina, la mayoría de los estudios caso-control que
sobre su papel en el cáncer de colon se han publicado ha sido coincidentes. De
acuerdo con casi todos los epidemiólogos, este fármaco —y todos los de su clase
(AINE.s)— cuando se consume de forma constante durante un tiempo prolongado
contribuye a disminuir la incidencia de tumores de colon entre un 30 y un 50%.
De hecho, uno de los últimos estudios caso-control —realizado en pacientes del
estado norteamericano de Massachusetts y publicado por Lynn Rosenberg y sus
colaboradores a mediados de 1998 en la revista Cancer —certifica de nuevo que
los AINE,s y aspirina como el mejor representante de este tipo de fármacos
pueden servir de protección contra los tumores malignos del intestino grueso.
«Yo creo que ya no queda ninguna duda de la sólida evidencia epidemiológica que
existe sobre que aspirina está relacionada con una disminución de la incidencia
de cáncer de colon», manifestó la doctora Lynn Rosenberg cuando uno de los
autores de este libro la visitó en su despacho de Boston.
UN ENSAYO CONTROLADO
Sin embargo, en la batalla de la aspirina contra el cáncer de colon — algo que
todavía no se ha ganado de forma categórica— han existido momentos delicados e
incluso preocupantes. Quizá el más serio de todos tuvo lugar en agosto de 1993.
Ese mes, en el Journal of National Cancer Institute, una de las revistas más
emblemáticas entre todas las que se dedican al cáncer, otro grupo de Boston
—formado esta vez por parte de los famosos preventivistas del Brigham and Women
Hospital que habían trabajado para certificar el papel protector de aspirina
sobre la coronaria— publicó el único ensayo controlado que, en cierto modo,
existe hasta ahora sobre cáncer de colon y aspirina.
El trabajo, firmado también por el doctor Charles Hennekens, trataba de sacar
partido añadido al Physician Health Study (PHS), el conocido estudio de los
22.071 médicos norteamericanos que fue suspendido a los cinco años de su inicio
(con tres de anticipación sobre la fecha de su conclusión) por razones éticas,
en cuanto se conoció la magnitud de la protección que aspirina aportaba a los
facultativos frente al infarto de miocardio.
Puesto que en los ficheros del Brigham and Women estaban todos los datos del
PHS, no resultó complicado comprobar los casos de cáncer de colon que se habían
diagnosticado a lo largo del tiempo que duró esa investigación. Y ver cuántos
de ellos se produjeron en sujetos consumiendo aspirina y cuántos en los que
formaban el grupo control y que tomaron placebo.
Contrastados los unos con los otros, la diferencia entre ellos no fue
estadísticamente significativa. Se podía decir pues que, al menos en ese ensayo,
aspirina no había servido para prevenir el cáncer de colon. El punto quizá más
sólido de esta aseveración era que el resultado provenía de un estudio
controlado en toda regla y no de una investigación epidemiológica en la que
sólo se obtienen asociaciones que pueden ser casuales, pero no necesariamente
causales.
¿Cómo es posible entonces —siete años después de que viera la luz este trabajo
con tintes negativos, pero controlado y aleatorio— que se esté todavía
discutiendo el posible valor de la aspirina en la prevención de ciertos tipos
de cánceres y muchos científicos se arriesguen y aseguren que el viejo fármaco
tiene un claro valor preventivo frente al tumor de colon?
Existen varias razones para ello. Si se analiza a fondo el trabajo
aparentemente negativo publicado por los especialista del Brigham and Women, no
resulta descabellado seguir teniendo fe en que aspirina es aún un sólido valor
frente al tumor de colon. Porque hay tres pegas en relación a este estudio
controlado sobre aspirina y cáncer que hay que tener en cuenta.
La primera, importante, es que los tumores de colon no fueron nunca uno de los
objetivos que se buscaban en el PHS. Así, los estudios se diseñan con el
intento de probar hechos que antes han sido definidos con toda claridad. Los datos
que sin estar buscándose aparecen inesperadamente en una determinada
investigación no siempre son fiables aunque tengan valor matemático. Se ha
demostrado en muchas ocasiones lo difícil que es, cuando se persiguen de manera
primaria, reproducir los resultados que han aparecido de forma secundaria en
otro ensayo clínico
La segunda es que el PHS duró muy poco tiempo. Los expertos insisten en que
cinco años de consumo continuado de aspirina —que fue lo que duró el PHS— no es
tiempo suficiente si de lo que se trata es de prevenir tumores en el colon.
Para que aspirina, o cualquier producto de su categoría, sirva de prevención
contra el cáncer de colon, debe ser consumido durante varios años, más de 10.
La tercera razón que hace en este caso que el trabajo de los expertos del
Brigham no sea definitivo es que la dosis de aspirina que se usó fue algo baja.
Los médicos del PHS consumían 325 miligramos de aspirina en días alternos y en
los datos de observación que se han publicado hasta la fecha se ha hablado de
dosis semanales de aspirina un poco más elevadas.
A BATALLA CONTRA EL CANCER DE COLON
(y III)
DE NUEVO, EL TRIUNFO
DE LA EPIDEMIOLOGIA
De la misma manera que la primera gran batalla que aspirina ganó en su
particular guerra contra las enfermedades coronarias tiene una fecha: el 27 de
diciembre de 1987 —cuando se hicieron públicos los primeros resultados del
PHS—, existe un día en el que aspirina conquistó uno de sus mejores logros
frente al cáncer de colon. En la tercera página del número del 7 de septiembre
de 1995, el doctor Edward Giovanucci y seis colegas más (todos también de
Boston) firmaban en el New England Journal of Medicine el mayor estudio de
cohorte jamás realizado sobre aspirina y su valor preventivo en el cáncer de
colon en las mujeres.
Los estudios de cohorte forman parte de otras de las grandes estrategias de las
que se sirve la epidemiología moderna. Se trata de observar, de forma
prospectiva, y a lo largo del tiempo, los problemas de salud que van surgiendo
en una gran población de individuos. Una población que en general la forman
muchas decenas de miles de personas a las que se les realiza un interrogatorio
muy extenso en el momento en el que se inicia el trabajo. Y se preguntan un sin
fin de detalles que pueden ser de valor cuando se analicen luego, al cabo de
los años. De forma periódica, los cuestionarios se vuelven a mandar a los
participantes y de su estudio se consigue información muy valiosa sobre la
incidencia de las enfermedades que empiezan a surgir entre los estudiados y los
factores que pueden estar influyendo en las causa de esas patologías.
l Nurses Health Study comenzó en 1976. Bajo el paraguas de la Universidad de Harvard, un
grupo de científicos reclutó a 121.701 enfermeras tituladas con edades
comprendidas entre los 30 y los 55 años que trabajaban en EEUU. Se trataba, en
un principio, de ver los factores que influían con los años en la aparición de
enfermedades cardiovasculares y de cáncer de mama entre ellas.
Lo que ocurrió fue que, en 1980, el cuestionario se completó con más preguntas,
en un intento de comprobar si la dieta, aspirina y otro tipos de AINE,s
influían en la aparición de algunas formas de cáncer, entre ellas el de colon.
Así se consiguió que un total de 89.446 profesionales formaran parte del grupo
en el que se investigó la relación entre aspirina y tumores de colon.
Las conclusiones del estudio fueron tajantes: 10 años de uso continuado de
aspirina-con dosis que normalmente se recomiendan para reducir el riesgo
cardiovascular en los varones, 325 miligramos un día sí y otro no se asociaron
con una disminución significativa del riesgo de padecer cáncer de colon, al
menos en mujeres. Giovanucci insiste en su comentario que hay que estar por lo
menos una década consumiendo aspirina, y a una dosis mínima de cuatro
comprimidos por semana, para que esta asociación sea matemática y positivamente
significativa.
Los autores, expertos en epidemiología de la Universidad de Harvard, concluyen
que 10 años de uso continuado de aspirina se asoció a una disminución de un 37%
en el riesgo relativo de padecer cáncer de colon. Según los investigadores, se
observó que, a medida que pasaban los años, existía incluso una mayor
disminución de este riesgo. Tras 20 años de consumo de aspirina, las
probabilidades de padecer un cáncer de colon fueron un 44% menores que las que
tuvieron las mujeres que no habían tomado aspirina casi nunca.
El estudio, y sobre todo, el editorial que lo acompañó en las páginas de ese
número de New England, levantaron polémica. El doctor Aaron Marcus, un
especialista del Veterans Affairs Medical Center de Nueva York, escribió en su
comentario editorial que comprendía que el trabajo era epidemiológico y que con
él sólo se podía hablar de asociación y no de relación causa-efecto. Sin
embargo, Marcus, consciente de lo difícil que resultaría realizar un ensayo
controlado en toda regla con aspirina y prevención de cáncer de colon, se
aventuró a recomendar el uso de aspirina al menos en personas con riesgo
elevado de sufrir un tumor de este tipo. Sobre todo, en aquellas que tuvieran
un pariente próximo al que se le hubiera diagnosticado un cáncer de colon en
edades relativamente tempranas de la vida.
Marcus también consideró que la relación entre el coste y el beneficio de tomar
aspirina frente al cáncer de colon se encontraba dentro de los límites de lo
que en la medicina moderna cuestan otras actuaciones preventivas. De acuerdo
con los resultados obtenidos en el Nurses Health Study, para prevenir un caso
de cáncer de colon en mujeres otras 456 féminas deben consumir aspirina durante
10 años seguidos. Eso quiere decir un millón y medio de comprimidos de
aspirina. Al precio que tiene la aspirina genérica, lo que costaría en teoría
prevenir un tumor en el colon no es muy descabellado, sobre todo si se compara
con lo que valen muchos otros procedimientos que ya se llevan a cabo en
medicina preventiva.
A Marcus le llovieron las críticas. En pocas ocasiones le han llegado al New
England Journal of Medicine tantas cartas comentando un estudio. Muchas misivas
matizaban el editorial de Marcus, pero otras apoyaban el uso de aspirina en
aquellos que más riesgo tuvieran. Los críticos opinaban que aspirina no es un
producto inocuo -puesto que puede provocar hemorragias digestivas. Los
defensores apuntaban que con un sólo medicamento se podría prevenir una
patología muy frecuente como es la coronaria y otra muy traicionera como lo es
el cáncer de colon.
De acuerdo con Peter Boyle, un especialista del departamento de Medicina del
Queen Elizabeth Hospital de Birmingham en Inglaterra, «además tenemos el
problema de que el ensayo controlado que habría que hacer para probar que
aspirina reduce de una forma significativa la incidencia de cáncer de colon
necesitaría reclutar a 200.000 personas de más de 55 años y tendría una duración
por lo menos de cinco años».
«Independientemente de lo problemático que resultará conseguir un número tan
elevado de participantes, existe una dificultad añadida”, afirmó en una
entrevista Lynn Rosenberg. «¿Cómo conseguimos un grupo control lo suficientemente
grande y de individuos de una determinada edad que no hayan tomado o tomen
aspirina, si este fármaco es obligatorio en el tratamiento de algo tan
frecuente como es la enfermedad coronaria?»
COMO COMBATE LA
ASPIRINA EL CANCER DE COLON
El por qué aspirina puede ser eficaz frente a un tipo de cáncer tan común como
lo es el de colon no es fácil de explicar. Mientras la acción del fármaco
frente a la patología coronaria se debe a la capacidad de aspirina para
interferir en las plaquetas -y que éstas ayuden a la formación de un trombo
intravascular- frente al cáncer, aspirina probablemente batalla en muchos
frentes.
Uno de ellos, que ha sido comprobado de forma experimental en el laboratorio
-sobre todo en líneas tumorales celulares- es el de promover la apoptosis de
las células malignas.
La palabra apoptosis, que en griego significa “caída de la hoja”, está siendo
muy utilizada en biomedicina en los últimos años y ha llegado incluso hasta la
opinión pública. Los científicos entienden por apoptosis el suicidio programado
de las células. Es, precisamente, la incapacidad de frenar su crecimiento, de
pararse, lo que caracteriza a las células malignas. Éstas jamás, por sí mismas,
son capaces de suicidarse de la forma que lo hacen la mayoría de las células
del organismo. Aspirina, al parecer, ayuda a que en el cáncer de colon las
células malignas entren en apoptosis, utilizando además un mecanismo diferente
al que utilizan otro tipo de quimioterápicos anticancerosos para provocar este
suicidio celular.
ero aspirina también puede tener, junto al de la apoptosis, otro tipo de
estrategias moleculares capaces de interferir procesos cancerosos. Su capacidad
para inhibir el enzima COX-2 es uno de ellos. En un estudio publicado en la
revista JAMA (en 1999) se sugería que los cánceres de colon en los que la
presencia de COX- 2 era más evidente eran precisamente los que peor pronóstico
tenían.
El hecho es tan relevante que muy recientemente la FDA, el organismo que en
EEUU controla los medicamentos y los alimentos, aprobó una indicación nueva
para un inhibidor selectivo de la COX-2 de reciente incorporación al mercado.
Se trata del celecoxib, el famoso Celebrex de la compañía Searle. Los ensayos
clínicos que se han hecho con este producto en pacientes con poliposis colónica
familiar (una enfermedad hereditaria, que se caracteriza por la presencia de
multitud de pólipos en la mucosa del intestino grueso y que casi siempre
degenera en cáncer de colon) son definitivos. El ensayo estuvo patrocinado en
parte por la división preventiva del Instituto Nacional del Cáncer y en él se
evaluaron a 83 pacientes con poliposis colónica familiar. El grupo de pacientes
que recibió el celecoxib tuvo una reducción del 28% en el número de pólipos de
colon, mientras que los que tomaron placebo sólo lo redujeron en un 4%. La
propia FDA reconoce que estos estudios no prueban que los anti COX-2 del tipo
del celecoxib sean aún de utilidad clínica, y ha puesto una condición a los
laboratorios: la de que continúen haciendo más ensayos con muchos más enfermos
para evaluar hasta dónde pueden servir, no ya en el tratamiento de los tumores
benignos de colon, sino hasta en el de los malignos.
De hecho, ya existen varios ensayos clínicos en marcha que tratan de averiguar
si los nuevos inhibidores selectivos de la COX-2 pueden ser útiles en el
tratamiento de los adenomas benignos del colon. También se está pensando en
estudios que incorporen estos medicamentos novedosos incluso al tratamiento del
cáncer de colon establecido. Las empresas que han descubierto el celecoxib y el
rofecoxib -bautizadas en muchos medios de comunicación como las superaspirinas
para combatir el dolor y la inflamación sin provocar efectos secundarios- están
dispuestas a invertir mucho dinero en un intento de demostrar que sus productos
tienen como valor añadido nada menos que una capacidad anticancerosa. Con una
previsión de ventas de más de mil millones de euros anuales de cada uno de los
nuevos COX-2 hasta ahora aprobados, se entiende que se busquen para estos
productos parte de los perfiles míticos que tiene ya la aspirina de siempre.
AHOGAR EL CANCER
Sin embargo, los mecanismos que hacen que la aspirina, o cualquier otro
producto que inhiba la cicloxigenasa 2, actúe contra el cáncer, no se limitan
sólo a favorecer el suicidio de células malignas o a frenar los efectos
deletéreos de la excesiva expresión de la COX-2 en los tumores de colon más
malignos. Aspirina, los AINE,s tradicionales, el celecoxib y el rofecoxib,
también inhiben la angiogénesis, por lo que puede que contribuyan a ahogar a
los tumores, privándolos de sangre, y a frenar su crecimiento.
El desarrollo de un tumor maligno depende en gran medida de su capacidad para
generar nuevos vasos sanguíneos que lo nutran y lo ayuden a crecer y a
expandirse. Una de las nuevas dianas terapéuticas que tiene más esperanzados a
los especialistas en oncología es, precisamente, la angiogénesis. Si se
consigue demostrar que bloquear con medicamentos la generación de vasos
sanguíneos frena el crecimiento tumoral, se habrá dado uno de los mayores avances
contra el cáncer de las últimas décadas.
En el laboratorio al menos, tanto aspirina como las drogas de su categoría, son
capaces de frenar la angiogénesis. En el número de la primera quincena de junio
de 1998 de la revista Cell —una de las de mayor impacto científico del mundo—
investigadores de la universidad de Osaka en Japón publicaron que la
ciclooxigenasa regulaba la producción por parte de las células tumorales de los
factores necesarios para crear nuevos vasos sanguíneos. Masahiko Tsuji y su equipo
comprobaron también que aspirina modulaba la producción de factores
angiogénicos por parte de las células cancerosas del colon y, además, regulaba
asimismo la angiogénesis que se deriva de las células del endotelio de los
propios vasos.
Este estudio venía a certificar otro realizado en 1983 por el sueco Hans
Peterson, en el que se sugería que aspirina inhibía la vascularización de
tumores trasplantados a ratones.
El espaldarazo definitivo que obliga a los expertos a profundizar en años
venideros en el papel antiangiogénico de aspirina a la hora de combatir el
cáncer lo dio la revista Nature Medicine a finales de 1999. En el número de
diciembre de ese año, la joven publicación -filial de la legendaria Nature, que
en sus pocos años de vida ha logrado un factor de impacto muy elevado-
publicaba un trabajo que de nuevo demostraba que, en el laboratorio, los
inhibidores de la ciclooxigenasa frenaban la angiogénesis. En el comentario
adicional, titulado de forma categórica Aspirina frente al Cáncer, firmado por
Esteven Shiff de la Universidad Rokefeller y por Basil Rigas de la Facultad de
Medicina de Nueva York, se insistía en que el fármaco tiene un número muy
elevado de efectos fisiológicos y que, dado su posible valor como
anticanceroso, tendrá que ser estudiado muy en profundidad a lo largo del siglo
XXI.
Muchos pacientes con cáncer en el colon, o con tumores benignos que pueden
malignizarse están siendo estudiados de forma controlada con fármacos
inhibidores de la COX-2. Los resultados de estos trabajos puede que certifiquen
el valor preventivo de aspirina en la oncología del futuro.
La
información que circula por internet muchas veces no es fiable o no es veraz.
Con este articulo pretendo ser lo más objetivo posible ateniéndome a la
evidencia científica. Es decir, no pretendo dañar a ninguna marca, ni al
desarrollo e investigación sobre determinado principio activo. Me baso en lo
publicado acerca de determinados mitos de la vida diaria y rumores que circulan
por internet para explicarlo científicamente. No pretendo dar un discurso sobre
que es la aspirina. Ya circula mucha información ya por internet al alcance de
todo el mundo. Sin embargo, me gustaría comentar un poco estos mitos y
realidades del llamado genéricamente como Ácido Acetilsalicílico. ¿Comenzamos?
Según la wikipedia el AAS (Acido Acetilsalicílico), principio activo de la
Aspirina, se trata de una sustancia multiusos, por así decirlo, extraída del
Sauce Blanco desde tiempos inmemorables. Hipócrates (Medico de la Antigua
Grecia) en el siglo V a.C. habló acerca de una sustancia amarga extraída de este
árbol que permitía calmar los dolores y disminuir la fiebre. Mientras los indios
americanos en el Nuevo Continente también conocían las propiedades de este
producto. Los curanderos quitaban los dolores cefálicos, musculares, fiebres y
reumatismos ocasionados por las continuas guerras entre pueblos y complicadas
enfermedades. Sería en 1897 cuando un químico alemán Félix Hoffman de la casa
Bayer sintetizaría un acido Acetilsalicílico muy puro y con grandes expectativas
comerciales. Así surgió la Aspirina®, ganadora de un premio nobel, considerada
como uno de los 5 inventos esenciales del siglo XX que llegaría a la Luna 73
años después de que este químico alemán sintetizase la molécula característica
de la “Pastillita blanca”. Se dice que cada segundo 2500 personas en el mundo
consumen una aspirina, el 85% de esas 2500 aspirinas se produce en la fábrica de
la propiedad de Bayer, en mi tierra, Asturias. Mientras el otro 20% cuenta con
dependencias en todo el mundo: EEUU, Europa y Latinoamérica. Para todos los que
quieren informarse sobre este pequeño gran producto pueden entrar en:
En lo que a nosotros nos concierne… ¿Para
qué vale la Aspirina? ¿Qué usos principales tiene?
La Aspirina, es un producto clasificado dentro de los fármacos antiinflamatorios
no esteroides o (AINES). Estos fármacos como principales características
permiten aliviar el dolor y disminuir la fiebre e inflamación en mayor o menor
cantidad dependiendo del tipo de fármaco.
Por otra parte, la Aspirina, es un potente antiagregante. Se dice que si
personas afectadas por enfermedades del aparato circulatorio la tomasen
diariamente se salvarían 100.000 vidas al año. ¿Qué quiere decir antiagregante?
Antiagregante quiere decir en pocas palabras anticoagulante. Impide la formación
de trombos en las venas porque impide la agregación plaquetaria (la unión de las
plaquetas). Por eso es extremadamente útil para personas con riesgo de padecer
una enfermedad cardíaca o vascular porque fluidifica la sangre.
Alzhéimer: Se dice que al actuar como antiinflamatorio, la Aspirina, tiene un
efecto neuroprotector en el encéfalo y reduce alrededor de un 80% la muerte y
degradación neuronal ocasionada por esta enfermedad.
Canceres: Para numerosos tipos de cáncer existen estudios acerca de la utilidad
de la Aspirina®, para su prevención y tratamiento en mayor o menor medida.
Antireumatoide: Disminuye los dolores e inflamaciones ocasionadas por las
enfermedades crónicas reumatoides o inflamatorias que afectan a los huesos.
Estos son algunos de los numerosos usos de esta pequeña pastilla. Existen muchos
más pero si me pusiese a explicarlos todos podrían escribir hojas y hojas y no
llegaríamos a lo que es el meollo de la cuestión en este artículo. Con todo esto
podemos explicar el por qué de las siguientes cosas:
¿Cuáles son los mitos y realidades en los usos cotidianos de la aspirina?
La Aspirina como analgésico en menstruación y embarazo
La Aspirina, NO se puede usar en la menstruación y embarazo (en el 1er y último
trimestre), puesto que, como hemos comentado, es anticoagulante. Esto podría
aumentar la hemorragia en el caso de la menstruación o en el parto. Solo se debe
tomar bajo la prescripción de un facultativo. Por otro lado, nunca se debe tomar
Aspirina en grandes cantidades porque podremos causar una hemorragia interna que
comienza con un sangrado de la nariz.
La Aspirina en Niños
La Aspirina NO se puede administrar a los niños menores de 12 -15 años puesto
que puede producir una enfermedad conocida por el síndrome de Reye. Esta se
caracteriza por un síndrome confesional con vómitos, hepatomegalia, somnolencia
que puede llegar incluso hasta el coma.
Las mujeres se ponen cachondas si se beben aspirina mezclada con Coca-Cola: Este
rumor conocido desde hace siglos es completamente falso. Hay además numerosas
variantes de este mito entre ellas estaban también la de que podría matarte o
drogarte con determinadas dosis. La Aspirina sí era utilizada antiguamente junto
a la Coca – Cola para potenciar sus efectos y que actuase más rápidamente por la
actuación sinérgica de dos compuestos: el AAS y la Cafeína. El problema es que
al juntar los dos ácidos: el de la Coca-Cola (acido carbónico) y el de la
Aspirina, se puede producir un gran efecto secundario que son las ulceras
gástricas y unas grandes taquicardias al no dosificarse adecuadamente.
Actualmente se vende en forma farmacéutica un producto, Cafiaspirina, que
contiene estos dos principios activos. El rumor de que la Aspirina con Coca-Cola
causaba excitación y servía como afrodisiaco se debía a que al aumentarse la
excitación física o aumentarse la actividad metabólica a causa de la cafeína
también se podía dar una excitación sexual. Se comprobó que no sirve como
afrodisiaco químico pero si puede ser coadyuvante de la libido al aumentar la
actividad física y tener ganas de hacer “cositas”. Además nadie te podrá decir
que no lo puede hacer porque tiene dolor de cabeza.
La Aspirina y la migraña
Según las fuentes que he consultado ninguna afirma que la aspirina cure la
migraña; un mal con mucha incidencia en mujeres. A mi opinión la efectividad
analgésica de este fármaco no es tanta como para aliviar los molestos dolores
ocasionados por esta pequeña enfermedad. Para ello, existen otros fármacos
analgésicos más potentes y más enfocados para el tratamiento del problema
migrañoso.
La Aspirina como anticonceptivo
Al contrario de lo que creen muchos jóvenes y no tan jóvenes. La Aspirina no
interviene para nada en el recuento de espermas en el semen, no los altera ni
reduce su cantidad. Un hombre por más que se tome 15 aspirinas no va a tener
menos esperma. El origen de esta creencia es que el AAS, es precisamente eso, un
acido. Y la vagina impide que penetren los espermas no validos gracias a la
mucosa acida que hay en ella. Se conoce de hospitales que recibían prostitutas
con ulceraciones y quemaduras por acido en la vagina y era porque ¡se
introducían aspirinas en ella!, el pH de la vagina es extremadamente delicado
así que más vale no tocarlo. Para los chicos, mi consejo, si lo que queréis es
no tener descendencia, poneos un condón o haceos la vasectomía. Chicas si lo que
queréis es no tener un hijo aguantaos la aspirina entre las rodillas y no dejéis
que se caiga bajo ningún concepto.
La Aspirina como antihipnotico
La aspirina con cafeína podría provocar una excitación física que impida
dormirte. Esto se debe específicamente a la cafeína no al AAS. No os toméis
aspirinas pudiéndose tomar una simple Coca – Cola. Vuestro estomago os lo
agradecerá.
Aspirina para los animales
Aunque nos pueda parecer que la Aspirina es multiusos, en realidad, no lo es. La
Aspirina está hecha por y para humanos y no es tan útil en animales. Vuestras
mascotas, tienen reducida la capacidad de lo que se conoce en farmacología como
primer paso hepático o coloquialmente como filtrado hepático y renal. La droga
esta más tiempo en su organismo y lo puede matar. Así que ya sabéis la próxima
vez que se os ocurra darle una aspirina a vuestro gato, pensad que le estas
matando con una gran probabilidad. Cuidad a vuestra mascota y consultar a
vuestro veterinario.
Usos caseros
La Aspirina, aunque parezca mentira, también es útil en el ámbito domestico. Por
internet he encontrado estos pequeños trucos caseros con la pequeña pastilla
blanca. Aunque a muchos no les haya encontrado una explicación verosímil he aquí
una muestra de ellos.