A pesar de todos los años de estudio, el cuerpo humano sigue sorprendiendo: un grupo de científicos descubrió accidentalmente un nuevo órgano, que podría ser el mayor en la anatomía humana.
Un nuevo órgano en el cuerpo
El nuevo órgano, que se ha denominado intersticio humano —por ser un espacio que se encuentra entre las células—, fue revelado por un estudio realizado por investigadores estadounidenses e israelíes que se publicó en la revista Scientific Reports.
Se encuentra debajo de la superficie de la piel y está compuesto por diversos canales que contienen fluidos y conectan músculos, vasos sanguíneos y otros órganos.
El descubrimiento se produjo durante la realización de endoscopias de rutina en pacientes: los médicos notaron que el tejido alrededor de la vía biliar no era sólido y denso, como se creía hasta ahora, sino que estaba marcado por un patrón diferenciado. Luego, realizaron análisis que detectaron la misma estructura debajo de la piel de la nariz.
De acuerdo a la investigación, el descubrimiento se realizó ahora porque, anteriormente, todos los experimentos con este tejido fueron realizados con láminas de microscopio de tejido fino, cuyo proceso de análisis drena todo el fluido y perjudica los compartimentos del intersticio, dando la impresión de que era completamente denso.
Su posible relación con la cura del cáncer
Se cree que el intersticio puede ser fuente de gran parte del líquido en el cuerpo humano, incluso llegando a ser un «suministrador» de linfa, la sustancia líquida presente en las células del cuerpo.
Los investigadores consideran que este nuevo órgano cumple una función importante en la salud y que podría contribuir a la metástasis de algunos cánceres o a la ocurrencia misma de otras enfermededes, como edemas o fibrosis, y entonces podría ser una clave importante para entender y tratarlas.
¿Órgano o tejido?
A pesar de que el intersticio ha sido considerado un órgano especifico por los autores del estudio, esta clasificación solamente se hace oficial después de lograr un consenso entre organizaciones científicas. De este modo, son necesarios más trabajos para entender mejor su estructura y convencer a la comunidad científica de que, en efecto, se trata de algo más que un mero tejido.